Mujer saliendo del psicoanalista, Remedios Varo

Mujer saliendo del psicoanalista, Remedios Varo

¿Nunca les ha pasado que cuando están frente a un cuadro les provoca ciertos sentimientos y luego quieren llorar, a veces de rabia, a veces de ternura o simplemente de emoción?

Puedo sonar loca, ñoña o rarita, pero yo he sentido más de una vez en mi vida. Una vez se me salieron las lágrimas porque me inundó una extraña alegría frente al cuadro Almond Tree in Blossom de Vincent Van Gogh (que pude ver en su museo de Amsterdam), que el pintor impresionista hizo cuando supo que sería tío. Otra vez se me hizo el nudote en la garganta por la rabia que me transmitían varias de las imágenes ganadoras del Pulitzer que están en el Newseum de Washington, DC.

Creación de las Aves, de Remedios Varo, es parte de la exposición La Danza de los Espectros.

Creación de las Aves, de Remedios Varo, es parte de la exposición La Danza de los Espectros.

La última ocasión que me movió demasiado una obra ocurrió hace unos días, cuando fui con mis amigas de la oficina a ver la exposición La Danza de los Espectros en Marco (Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey). Estaba parada frente al cuadro Creación de las Aves de la pintora Remedios Varo y un sentimiento me llenó por dentro al ver tanta sensibilidad, tanta creatividad, tanto detalle, tanta magia en un lienzo tan pequeño. Cuando ves la obra en los libros te puede gustar o disgustar o puede que no pase nada, pero cuando la ves ahí, en vivo, en todo su esplendor, es cuando algo te mueve. Creo que es la maravilla del arte, que te puede provocar cualquier cantidad de sentimientos inexplicables, porque sientes que conoces un poco más al artista, lo puedes entender y hasta identificarte.

A Remedios Varo, la pintora surrealista de origen español, la descubrí un poco después de convertirme en voluntaria del Museo, en uno de los cursos a los que nos invitan para ampliar nuestros conocimientos de arte. Veíamos las filminas (que ahora traducimos como presentaciones de Power Point) con sus piezas más representativas y su estilo tan detallado, su mensaje, su concepto, su confusión, su locura se me quedaron grabadas. Obviamente, al ser una artista reconocida, es imposible no ver su obra en otras ciudades, otros museos, o simplemente a través de libros, internet o en pósters, pero es muy diferente cuando la ves en vivo y a todo color.

Hay varias de sus piezas que me conmueven, me confunden, me causan sentimientos (me hubiera gustado que estuvieran algunas más). Estar frente a La Creación de las Aves no sólo provocó que un par de lágrimas rodaran por mis mejillas por la obra en sí, por la belleza, talento e imaginación, sino que me hizo sentir agradecida por estar en contacto con el arte, ese que es tan poco valorado en esta ciudad, porque muchas veces preferimos pagar por ir a ver un churro de película en el cine o por ir a un centro comercial, al window shopping, en lugar de disfrutar las maravillas sensoriales que brinda una pintura, escultura, video o instalación.

¿Sí o no han escuchado a alguien decir que le duele el codo pagar por ir al museo? Que prefieren ir cuando sea gratis, que los horarios, o quién sabe cuántas excusas. Yo no soy nadie para dar consejos, pero ojalá que encuentren un buen pretexto para disfrutar de esta exposición, en la que también podrán admirar el surrealismo/realismo mágico de otros artistas extranjeros que en México desarrollaron su obra, como Leonora Carrington, Wolfgang Palen, Alice Rahon y Jose Horna. Estará abierta al público hasta el 23 de marzo y con suerte encontrarán algún voluntario que les dé el recorrido por el museo y les dé esa poca o mucha información necesaria para sumergirlos en ese mundo lleno de color y sentimientos.

Ciencia inútil o el alquimista, de Remedios Varo

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