
(25-Enero-2009- 5 de marzo-2023)

Quienes han tenido queridas mascotas probablemente entiendan la tristeza que siento al saber que Lady Coco se fue anoche de este mundo y lo hizo así, bien portada, como toda una Lady. No estaba enferma, simplemente que su enorme corazón empezó a darle problemas ayer, no traía muchos ánimos ni de tomar líquidos, se recostó donde siempre, en su camita al lado del sillón donde estaba mi mamá, quien la vio con tristeza en sus últimos momentos. Obviamente, te vamos a extrañar, Lady Coco.

Salvajita
Era exactamente marzo del 2009 cuando Lady Coco llegó a nuestras vidas y como no me decidía si ponerle Lady o Coco, le puse los dos nombres juntos, pero era una salvajita bola de pelos, sin embargo la llevé a un “internado” canino y le dije a la entrenadora que mi meta era que mi mascota le hiciera honor a su nombre y se portara como una “lady” o una dama, mejor dicho. Esas semanas en realidad fueron para entrenarme a mí y así saber cómo educar a esta Yorkshire Terrier que vivió lo que a los perros de esa raza les toca vivir, pues en enero celebramos sus 14 inviernos.
Aventuras tuvo muchas, como el día que se me zafó de la correa y al correr a la calle un taxi le pasó por encima y ella del susto corrió hasta que la perdí de vista y ahí fue la primera vez que lloré desconsoladamente por ella, pues la había buscado sin descanso y pensé que ya no la recuperaría. Gracias a la recompensa que ofrecí, Lady Coco regresó a mi vida y entonces pensé que le faltaba un compañero y por eso me animé a tener a Gio.
Sin embargo, entre cambios de depa y de país, mis papás se encariñaron con los perritos, así que se quedaron en Monterrey para seguir haciendo compañía a la familia Moreno Delgado. Cuando regresé a Monterrey después de dos años, parecía que Lady se había olvidado de mi, pues saludaba con tanto cariño a mis papás y a mi me veía como extraña, claro, se me salieron algunas lágrimas al pensar que mi perra había olvidado todo nuestro pasado. Sin embargo, para mi sorpresa, al seguir interactuando con ella fue como si no hubiera pasado el tiempo y Lady me volvió a echar esa mirada llena de amor, volvió a ser la de siempre, la querendona, la que se acercaba para que la cargara aunque el sobrepeso hacía complicada la situación.
Llena de amor
Los kilitos de más fueron el resultado de la llegada de Gio, pues al inicio yo no me daba cuenta de que ella comía su comida rápidamente y luego se ponía en personaje de “boss lady” y con un ladrido asustaba al nuevo perrito para que él se fuera y ella así poder comer la ración de él. Bueno, esa es una teoría, pero la verdad es que yo creo que ella engordó para que el corazón le cupiera en su pecho, porque a final de cuentas tenía el mismo amor para mi, mis papás, mi hermano, Dam, su esposa, y a quienes se acercaran a darle cariño.
Siempre que podía la bañaba y le cortaba el pelo pues alguna vez leí que era una manera de conectar con la mascota y yo creo que sí había esa conexión porque se quedaba quieta con todo y los estirones. Por un tiempo la trataba como a una bebé, le compraba vestidos, disfraces, todo lo que me encontraba para ella, la cargaba en una bolsa y la llevaba de contrabando a donde fuera posible.
Se ganó a todos con su nobleza, su inteligencia, simplemente por estar presente. Por las mañanas era fiel compañera en las caminatas de papá y aunque ella era independiente e iba por su lado, sentía la obligación de hacer presión en los días que se hacía tarde para caminar. Era tan sensible que si notaba a papá decaído era ella quien le habría la puerta para salir, sin embargo cuando lo veía bien le ladraba para que él le abriera la puerta de la recámara.
Ella que hasta huesos de chamorro de cerdo llegaba a comer en sus años mozos, ayer no tenía el ánimo de siempre. Su cuerpo se rindió y yo desde acá le lloro porque aunque estaba a cientos de kilómetros de distancia, ella seguía siendo mi Lady.
Mi Lady Coco querida: dejas un gran vacío en todos nosotros pero tus recuerdos se quedarán por siempre.
Gracias por tu devoción, por tu amor infinito, por la risas, por levantarme el ánimo cuando estaba triste, por enseñarme lo que es el amor desinteresado, por no olvidarme, gracias por todo mi Lady Coco.



















