
Siendo la hija mayor de una familia conservadora, está gruesa la responsabilidad que hacen sentir los papás, con eso de que “eres el ejemplo a seguir para tus hermanos”.
Y yo quería confesarme cada domingo que iba a misa porque:
1. quería comulgar, como buena católica.
2. siempre andaba cargando con remordimientos desde niña, y me sentía pecadora porque me entraba la flojera, porque no quería compartir algún dulce, porque había dicho mentiras (éste era en realidad mi pecado más frecuente de la lista).
Conforme fui más mayor, mis pecados se fueron transformando, le añadí más a la lista, así que la confesión también tuvo que cambiar. Había padres bien buena onda, a los que yo les daba el resumen-resumen de mis faltas y estaban ok, me pedían que rezara equis cantidad de Padre Nuestros y Ave Marías para estar lista para la comunión. Peeeero hubo un par de sacerdotes que querían saber mis pecados con puntos y comas, no les bastaba que yo dijera: “Padre, he pecado de lujuria”. ¡No!, ellos querían saber más, lo cual me parecía, además de vergonzoso, muy morboso por parte de ellos.
La última vez que me confesé el sacerdote me preguntó: “¿Te arrepientes de tus pecados? Porque si no, mejor salte como entraste”. Ahijuesú! Yo en automático le dije: “Por eso estoy aquí, porque estoy arrepentida”. Me dejó mi penitencia y me salí a rezar.
Pero luego pensé: No estoy arrepentida, ni lo voy a estar. Soy vanidosa, a veces tragona, me encanta echarme mis drinks, a veces me gana la ira, la avaricia, la lujuria… en resumen, sí soy pecadora, pero no he matado a nadie, no robo, no soy mala gente, ayudo a los que pasan por circunstancias difíciles… ¿entonces para qué voy por mi regaño gratis? Y esa fue la última vez que pasé por el confesionario.
Y subo esta foto porque soy vanidosa… y en la época de las redes sociales hasta presumimos de lo que pecamos y los demás alimentan nuestra vanidad al darle “like”. Los tiempos han cambiado. ¿Sí o no?